Herman@ amad@:
Disculpa que te ponga la @, pero es que al comentar mi artículo "Los falsos ministros" no te identificaste, por lo que no sé si eres hombre o mujer, ni qué edad tienes. Tampoco dejaste mail para responderte.
Lamento el problema que tuviste con con la gente de MCA. Yo a la verdad no sé mucho de ellos, por lo que no puedo hablar al respecto. Sin embargo las señales del apostolado son claras:
- Revelación de la Palabra.
- Asentamiento de doctrina.
(ambas son: administración de los misterios de Dios)
- Envío de ministros.
- Cobertura de congregaciones.
Una señal que menciona el apóstol de mi apóstol, el hno. Sergio Henriquez, es que los verdaderos apóstoles son descentralizadores, es decir, no dicen: " traigan, traigan gente", sino que dicen: "Tú, buen siervo y fiel ya estás listo para el ministerio... No te quiero más aquí".
El ap. Sergio dice que un verdadero apóstol prepara y envía ministros a otras regiones donde él está imposibilitado de ir por cualquier motivo, y cuando puede ir él, va. Por ejemplo, Pablo cuando enviaba a Tito, a Timoteo y a varios más.
A partir de esto se forma la red apostólica. Esta red está formada por las ramificaciones del ministerio apostólico padre, así un ministerio apostólico puede tener su sede central en Guatemala, y otra sedes en varios países como: Honduras, Panamá, El Salvador, Costa Rica, EEUU, Canadá, México, Perú, Chile, Argentina, España y Senegal; como es el caso de Ministerios Ebenezer. De estos, hay apóstoles hijos en: Honduras, México, EEUU, Chile, entre otros.
Mi apóstol, Billy Bunster, también añade otra señal, mas yo cre que es señal de misterio quíntuple en general, aunque fundamental en un apostolado. Esta es la "hupomone".
La hupomone es la capacidad de gozarse en la tribulación sin perder las esperanzas. No se trata de masoquismo, sino de la fe inquiebrantable que hacía que Pablo, aunque derribado no estara destruido; aunque perseguido, no desamparado (2 Co. 2:7-10).
De hecho, "Hupomone" es la palabra griega que se usa en tales casos, la que los traductores bíblicos traducen como paciencia, que es distinta de "Macrotumia", también traducida como paciencia.
Ahora, tampoco hay que cerrarse a la ofrenda. La Biblia sí habla de ofrendas, de pactos, de diezmos y todo aquello. Sin embargo juzga a los ministros que usan tales doctrinas para aprovecharse de la gente (1 Ti 6:5).
Pero no hay que olvidar que Dios si es capaz de pedirtelo todo, si no preguntale a la viuda se Sarepta, a la cual Elías le pidió todo lo que tenía. Ella le había dicho que tenía una poca de harina y de aceite con lo cual haría una tortilla para ella y su hijo y luego dejarse morir de hambre, a lo cual el profeta respondió: "OK, pero de eso hazme primero una tortilla a mí".
¡Cómo! ¡El varón de Dios le quería quitar todo lo que tenía a la pobre viuda, así como estos falsos ministros le piden todo cuanto tienen a los pobres incautos! ¡Eso no es de Dios!
Sin embargo nadie refuta que Elías fuera profeta de Jehová.
Pero la mujer creyó. Y a partir de eso vino la palabra profética: "Vive Jehová en cuya presencia estoy que no escaseará la harina ni el aceite hasta que vuelva a llever sobre la tierra".
¿Elías era profeta de Dios? Pero le pidió a la viuda lo único que le quedaba para sobrevivir. Y le profetizó abundancia después de dejar a la viuda sin nada, lo cual es más terrible (a los ojjos de un incrédulo).
ALgo similar pasó con Eliseo, con la viuda del aprendiz de profeta: "Señor, mi marido temía a Jehová, y ha muerto; ahora viene el acreedor a llevarse mis hijos", y el profeta le dijo: "¿Qué tienes en tu mano? Tú ya sabes lo demás.
Un día vino un profeta argentino a mi congregación, amigo de mi apóstol, Pablo Lay. Este hombre se paró y dijo: "Siembra ahora sobre tu generación (descendencia), siembra todo lo que puedas, sea dinero, sean joyas, sea ropa, sea lo que sea; siembra todo lo que puedas para tu generación". A esto los hermanos respondimos con todo el dinero de los bolsillos, muchas joyas de diverso calibre, celulares, mp3, y hasta la ropa que traíamos y los zapatos. Algunos se fueron en puros calcetines y yo me fui bien desabrigado. Alguin podría decir: "Ese profeta era un chanta, un apovechado, un sinverguenza". Pero Dios me dijo lo contrario.
Una noche, le pedí al Señor que me confirmara la palabra del profeta, y mediante la Biblia el Espíritu Santo me dijo esto:
"Ahora pues, oye, Jacob, siervo mío, y tú, Israel, a quien yo escogí. Así dice Jehová, Hacedor tuyo, y el que te formó desde el vientre, el cual te ayudará: No temas, siervo mío Jacob, y tú, Jesurún, a quien yo escogí. Porque yo derramaré aguas sobre el sequedal, y ríos sobre la tierra árida; mi Espíritu derramaré sobre tu generación, y mi bendición sobre tus renuevos; y brotarán entre hierba, como sauces junto a las riberas de las aguas. Este dirá: Yo soy de Jehová; el otro se llamará del nombre de Jacob, y otro escribirá con su mano: A Jehová, y se apellidará con el nombre de Israel". (Is. 44: 1-5)
Entonces no todos los que te piden todo a nombre de Dios son falsos, pues a Dios le gusta probarnos la fe, ya que le gusta muchísimo avergonzar a sus enemigos que le dicen que fallaremos, como en el caso de Job. Lamentablemente a veces fallamos. Pero... Todas las cosas nos ayudan a bien, ¡Gloria a Dios!
martes, 29 de abril de 2008
Respuesta a "La Pura Verdad" 1
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