A continuación expondré una prueba más de la veracidad de los profetas hoy en día.
"El joven Samuel ministraba a Jehová en presencia de Elí; y la palabra de Jehová escaseaba en aquellos días; no había visión con frecuencia. Y aconteció un día, que estando Elí acostado en su aposento, cuando sus ojos comenzaban a oscurecerse de modo que no podía ver, Samuel estaba durmiendo en el templo de Jehová, donde estaba el arca de Dios; y antes que la lámpara de Dios fuese apagada, Jehová llamó a Samuel; y él respondió: Heme aquí". (1 Sa. 3:1-4)
Si nos fijamos en pasaje, veremos que en los tiempos de Elí escaseaba la palabra hablada de Dios (profecía), y las visiones no eran frecuentes. Esto quiere decir que lo profético no estaba activo en el pueblo de Dios en ese tiempo. Y antes que la lámpara de Dios se apagara, el Rey llama a Samuel.
Elí era el sumo sacerdote y juez del pueblo, pero estaba corrupto; debido a ello la palabra de Dios no se revelaba a Israel a tal punto que la fuente de Unción comenzó a extinguirse. Esto es figura del liderazgo pastoral que ha estado gobernando la Iglesia del Señor desde la Reforma Luterana hasta hoy. Este liderazgo se corrompió poco a poco, causando que Dios ya no hablara a su pueblo mediante profecía, que las visiones y lo profético no fueran frecuentes, y que la unción sobre la Iglesia decreciera a niveles en que encontramos congregaciones enteras sumergidas en mera ritualidad, donde ya no mora el Espíritu Santo.
Pero antes de que la Gloria de Jehová se fuera completamente de Israel, Dios llama a Samuel. Samuel es figura del nuevo gobierno de Dios para Su pueblo, donde se reactiva lo profético y se imparte sobre la Iglesia, pues Samuel fue quien instauró las escuelas o compañías de profetas. Samuel trajo de nuevo la Unción y la Gloria de Dios a Israel, tal como lo han estado haciendo hay en día los profetas modernos.
Sin embargo, si leemos los capítulos anteriores, vemos que Ana (la madre de Samuel) comenzó a orar para que Dios rompiera s esterilidad y le concediera un hijo, producto de lo cual nació Samuel. Ana es figura de la Iglesia de Cristo, que durante la segunda mitad del siglo XX comenzó una férrea interseción para que Dios la rompiera su esterilidad, y producto de eso vinieron los profetas.
La restauración del ministerio profético es la respuesta de Dios a la interseción de la Iglesia por un cambio, por un avivamiento que la sacara del fango de la religión.
Gracias a esa interseción anística (que estaba dentro del propósito de Dios, pues El deseaba restaurar a la Iglesia, ver el artículo "Analogía entre Israel y la Iglesia", y cada vez que Dios quiere hacer algo pone gente a orar), hoy cientos de Samueles o profetas padres están impartiendo lo profético sobre la Iglesia del Señor, activando a las congregaciones, y entrenando nuevos profetas.
La restauración del ministerio profético es inminente e indetenible, Dios traerá de nuevo Su Gloria y hablará de nuevo mediante palabra profética y visiones a la Iglesia. Nadie, por más que lo intente podrá detener la reforma que Dios está trayendo a la Iglesia. Amén.
Recuerde que escrito está:
"Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos días". (Jl. 2:28, 29)
lunes, 31 de marzo de 2008
Base bíblica de la restauración del ministerio profético
Etiquetas:
Bases Bíblicas de la Reforma,
Profetas
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